Wednesday, September 19, 2007

Data al 19 de septiembre de 2007

sobre las jornadas de fotografìa y sociedad
(por luis vignoli)
Intentando aportar algo al texto de andres sobre el viaje a las jornadas de fotografía y sociedad, creo que no puedo evitar cruzar lo visto con el tema de la universidad experimental y lo que de alguna forma le dio origen y que tiene que ver con estos formatos de universidad que no nos contienen. Tal vez no sea casual que el evento inaugurado por el mismísimo decano de ciencias sociales de la UBA, pueda leerse como un caso paradigmático del triste destino que corre la universidad estatal argentina. Lejos de desmerecer los esfuerzos y méritos de quienes organizaron y participaron en las jornadas, entiéndase bien, se trata de extender la visión critica a la desconexión que sufre la universidad con la sociedad que la sostiene. No se trata de echar culpas ni buscar responsables, pero evidentemente la sumatoria de factores negativos, llámese falta de presupuesto, mala administración, excesiva política de amiguismos y dedocracia, cuando no corrupción, paros interminables y actos patoteriles de algunas agrupaciones estudiantiles, ya han llevado a un extremo casi insalvable de decadencia que se evidencia en todas las actividades. De todos modos este sería un tema específico, que queda ligado a la subjetividad de quienes como graduados en dichas universidades no encontramos los canales de acción necesarios y tenemos que formarnos inventando nuestras propias alternativas.

Una sensación rara fue que en varias de las ponencias, el hablar de fotografía me recordaba a las declaraciones que los sacerdotes de la iglesia católica suelen hacer sobre el matrimonio. Sé que es muy dura la comparación, pero así fue, muchos de los entendidos que hablaban con demostrados fundamentos, parecían nunca haber tenido ni disparado una cámara de fotos. Esa es la sensación más crítica que me queda, de todos modos preferiría dedicarme a lo opuesto, lo que sí valió la pena con mayúsculas.

El caso más evidente fue la charla de Isabel Wschebor del CMDF de la ciudad de Montevideo (www.montevideo.gub.uy/fotografia) sobre el rescate del archivo del diario el popular y el fotógrafo Aurelio González. Otras ponencias para destacar fueron las de Fernando de Tacca y Daniel Ponce, en la mesa sobre fotografía y arte, donde circularon temas más atractivos donde la fotografía y los fotógrafos/as, podían ser objeto de análisis. Otra cosa a destacar fue que los expositores, independientemente de la formación o visiones sobre los temas de que versaban, eran de diversos países latinoamericanos, lo que daba una idea de comunidad en cuanto a problemática común de nuestros países. Brasil, Perú, Uruguay, Ecuador, México, Chile, Argentina, naciones o regiones que podían tener tintes diversos (sobre todo las ponencias en portugués y/o portuñol), encontraban lugares comunes de entendimiento, diferenciándose sutilmente de criterios globalizadores.

Otro destacado en este viaje, casi como el broche de oro, fue Robert Frank, cuya muestra, si bien no estaba enmarcada en las jornadas, fue de lo más emocionante que pudimos ver. En esta las fronteras y los prejuicios pudieron esfumarse, donde una vida apasionada por la fotografía puede mostrarse independientemente de marcos teóricos y conceptuales. El hecho visual fotográfico puede exceder otros lenguajes y llegar a conmovernos de manera mucho más profunda. Curiosamente la muestra se llamaba “words” (palabras), al borde de contradecirme, cuando Frank afirma que “destruirá la imagen con palabras” evidenciando aquella crisis del fotógrafo que Tacca mencionaba, se me hacen la elipsis más evidente de esta experiencia.

Juntarse en medio de la noche para casi sin planearlo, salir de viaje a una nueva aventura. Viajar y pronto dispersarse, conocerse un poquito más, animarse y permitirse más, fue lo que La Colectiva intentó y esperemos siga intentando por la gran cantidad de frentes que aparecen en la construcción de estos nuevos destinos.
Septiembre 18, 2007
gracias por leer

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